El bosque de Son Quint-Son Muntaner fue una conquista de los vecinas y vecinas del barrio, organizada por la AVV de Son Rapinya, con el apoyo de la Federación de AAVV de Palma y de otras entidades vecinales que también se solidarizaron con la iniciativa de la Asociación de Vecinos de Son Rapinya, para evitar su urbanización y quedase como espacio público, al servicio del barrio y de la ciudad.
Según la clasificación que consta en el Plan General de Ordenación Urbana, en la zona solo “se permiten exclusivamente los usos públicos, con carácter de esparcimiento y la práctica deportiva al aire libre”. Como otras zonas de nuestro entorno, y como corresponde, se ha convertido en un espacio utilizado por los vecinos para pasear y hacer deporte. A esta zona se accede desde distintos puntos del barrio, como algunos puntos en la calle Miquel Lladó, desde las calles de la zona antigua y desde la calle 501 que sale desde la esquina de las viviendas de Son Garrit.
Según la clasificación oficial del Ayuntamiento, la calle 501 solo llega hasta la zona del bloque de viviendas blancas situadas al final de la calle Son Garrit y, de hecho, se corta al tráfico con una cadena, más allá de la cual se convierte en un camino forestal que bordea el bosque de Son Quint-Son Muntaner y la parte posterior de la zona antigua, llegando incluso a cerrarse por la vegetación y la orografía del terreno.
Precisamente en la parte final de diversas calles de la zona antigua se están construyendo algunas casas y, de manera incomprensible, el Ayuntamiento concede permiso a varias de esas viviendas para que puedan construir la entrada al garaje por el camino forestal que bordea el bosque, convirtiendo un acceso peatonal en un acceso de vehículos de uso particular.
La AVV ha planteado al Ayuntamiento la irregularidad cometida, carente de informe de movilidad, que no ha tenido en cuenta el carácter público y recreativo de la zona. No nos sirve que se presente el tema como un caso excepcional, porque una vez concedido un permiso no habrá argumento para negarlo a otras construcciones, además no se trata de ceder el paso a un vehículo ocasional, porque si la entrada de las viviendas se sitúa en esa zona y no en la calle Salom, hay que contar con diversas entradas y salidas durante el día, el acceso de vehículos de servicios, de visitantes, etc., además de prever el estacionamiento de éstos, que convertirán la zona en una calle abierta al tráfico, peligrosa el paseo y la práctica deportiva.
Por el carácter discreto de la ubicación de la zona, ya solo nos falta que se convierta en un espacio apropiada para el botellón y las pandillas juveniles, que de hecho ya han iniciado el uso del bosque para estos fines y ahora se les facilitaría la llega en vehículo. Con esta acción se sustrae un espacio ganado para el uso de la ciudadanía y se va ejerciendo una fuerte presión sobre el bosque de Son Quint-Son Muntaner que no le favorece en nada como espacio natural que debe ser protegido. Resulta bastante indignante que el Ayuntamiento no tenga en cuenta las características de la zona, descritas en su propio PGOU, y se atreva a dar unas licencias sin contar siquiera con informes de movilidad y medioambiente a construcciones particulares que deben situar su entrada, como hacen el resto de vecinos, en la correspondiente calle de la zona antigua, concretamente la calle Salom, y no en el camino del bosque que tantos esfuerzos y luchas ha costado para uso y disfrute del barrio y de la ciudad.
