Cada vez son más las personas que se animan a caminar y pasear por los caminos reales de Puigpunyent i Estellenç y toda la zona boscosa de esta parte de la ciudad. Entre las 6 de la mañana y las 10 de la noche es normal encontrar personas paseando, haciendo deporte o sacando perros y no son solo de los barrios del entorno, como Son Rapinya, Son Xigala, Son Serra-La Vileta o Son Roca, sino que también vienen de otros barrios de Palma.
Este es un hecho muy valioso, porque demuestra la utilidad actual que el entorno natural tiene para la ciudad, como bien público, además del interés natural y cultural. Cuantas más personas lo utilicemos y más lo valoremos, más fuerza tendremos para exigir a las autoridades que le den la protección que se merece.
Pero mientras la ciudadanía ejerce su derecho de uso y disfrute de estos caminos reales y de todo el entorno, las administraciones públicas competentes, desde el Consell al Ayuntamiento siguen sin dar pasos para la protección de la zona, tal como pedimos las asociaciones en su día:
- Escriturar los caminos públicos,
- Amojonarlos para que no quede duda de su recorrido,
- Evitar cualquier clase de acción especulativa, encaminada a apropiarse un bien comunitario, como ya hizo el Golf,
- Asumir su mantenimiento para que no se deterioren.
Que el llamado camino del colesterol esté abierto, gracias a la presión ciudadana organizada por las asociaciones vecinales y otras, no significa que los peligros que acechan este bien común estén superados. Hay que seguir caminando y disfrutando de este entorno, pero con un ojo vigilante y la exigencia a las instituciones de que cumplan promesas y respondan a nuestras reivindicaciones.